CRÍTICA: ONWARD


⭐⭐⭐½

Una apuesta arriesgada pero que funciona gracias al sello Pixar


Director: Dan Scanlon

Año: 2020

Reparto: (Animación) Tom Holland, Chris Pratt, Julia Louis-Dreyfus, Octavia Spencer, Mel Rodríguez

Pixar siempre se arriesga a la hora de contar sus historias, pero esta vez más que nunca: mezclar magia y tecnología moderna; eso se lo plantea otro estudio y puede acabar en tragedia. Pero como es Pixar, funciona. No es ni de lejos tan redonda como las obras maestras que ha entregado el estudio de la lámpara saltarina (CarsToy StoryLos Increíbles) pero igual de lejos está de esas cintas tan difíciles de digerir (Del RevésWALL•EBuscando a Nemo). 



Onward nos presenta a dos elfos hermanos cuyo fallecido padre dejó un hechizo para traerle de vuelta por un día y que pudiera ver cómo habían crecido sus hijos. 
Lo más sorprendente de la película es lo bien que funciona como comedia, tal vez la aventura para poder realizar ese hechizo podría haber sido algo más entretenida, pero difícilmente podría haber sido más graciosa. La combinación de magia y fantasía en un mundo como el actual trae los momentos más divertidos de la cinta, que destacan más aún sobre un guión que podría fácilmente tacharse de previsible


Desafortunadamente, al no haber sido un éxito tan instantáneo como Del Revés (aunque para mí es de lo peor de Pixar), y parte de culpa la tiene el coronavirus, pasará un tiempo hasta que sus protagonistas se vuelvan iconos como Woody o Rayo McQueen; cosa bastante injusta, porque tanto Ian (Tom Holland en V.O.) como Barley (Chris Pratt) son de esos personajes con los que no tardas en encariñarte, y su química es absoluta. 
Lo cierto es que todos y cada uno de los personajes de Onward tienen su encanto, y hasta los que supuestamente debes odiar un poquito te gustan. Todo un logro. 


Al compararla con el resto de películas de Pixar, te das cuenta de lo diferente que es respecto a las demás, y es obvio que empequeñece al compararla con los clásicos: seamos sinceros, no es épica, y tampoco tiene momentos realmente memorables. 
Y es ahí donde entra en juego el sello Pixar, que aquí se ve especialmente en los personajes y en el giro emocional que, puede que no te haga llorar a mares, pero es más poderoso que el de otras cintas.


Por lo tanto, la conclusión es bastante sencilla: no, no es una obra de culto, no probablemente no se ganará un puesto alto en tus rankings; pero verla es una experiencia divertida y que merece la pena. Porque al final, es Pixar.


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